jueves, 15 de septiembre de 2011

9/15: preguntas necesarias para los festejos de la Independencia.

El siguiente es un texto que leí en www.sopitas.com, me parece muy cierto y quiero compartirlo con ustedes.



Hoy cumplimos “201 años de ser orgullosamente mexicanos”, hoy cumple 101 años el Ángel de la Independencia, hoy se cumplen 181 años del nacimiento de Porfirio Díaz, el gran “villano” que puso en duda la legitimidad del 15 de septiembre para los perfeccionistas de las efemérides; hoy cumplimos un año del festejo del bicentenario, de haber sido ridiculizados con una serie de imágenes tan inconexas y absurdas que juntos eran símbolo, sí, pero de la identidad perdida de esta patria.
Dos mil 900 millones de peso (aproximadamente) se gastaron en dichos festejos, que no han sido desglosados con claridad pero que se perdieron entre las regalías para Aleks Syntek, los zapatos para los “indígenas” que vinieron a desfilar por un sistema ajeno, entre los análisis científicos a los restos de Hidalgo y el épico y controvertido Coloso, que según el gobierno era un homenaje a los cientos de miles de mexicanos anónimos, “casi todos campesinos pobres”, aunque en realidad más parecía una mezcla entre Emiliano Zapata, Stalin, Colosio, Vicente Fernández, el Canaca o una calca de Vicente Fox, porque estaba hueco por dentro, y que finalmente el mismo escultor, Juan Canfield, confesó que estaba inspirado en Benjamín Argumedo, un partidario de Victoriano Huerta y traidor de Madero.
Fechas como esta no pueden sino alumbrar la larga caída que la patria sufre desde hace mucho tiempo. Una larga caída en la que la palabra patria no rebasa las definiciones mochas y acartonadas que leíamos en las monografías en la primaria. Tenemos, es claro, una patria que viene en los libros de educación como una estampa recortable que podemos pegar sobre cualquier evento negativo, para taparlo y olvidar cualquier casino o guardería incendiados, cualquier familia con el hambre, cualquier mexicano ignorante que trabaja 15 horas al día por un salario mísero.
Hoy es aniversario de un país de grandes signos, pero de interrogación; de monumentos como plazas de recreación que al final no simbolizan nada, ni recrean nada, ni rememoran nada, de monumentos incompletos, llena de héroes víctima de caricaturizaciones tales como Gritos de muerte y libertad, o Hidalgo: la historia jamás contada, o Héroes Verdaderos, y tantas otras inversiones en relatos parciales y tiesos orquestados por televisoras.
La pregunta que recorre el país es ¿quién va a celebrar este aniversario de la Independencia? La tragedia del Casino Royale sigue fresca y cercana, y revivió tragedias pasadas como la granada en el zócalo de Morelia, detonada precísamente en un 15 de septiembre. Habrán muchos que se quedarán en casa, que festejarán en familia, que verán en la televisión a los ríos de gente con sus hijos en los hombros a la espera de que el Presidente asome las narices en el balcón de Palacio Nacional. Con él, seguramente se asomarán militares, armas y alarmas, protección y seguridad para el mandatario, pues todos sabemos que el Fuego Nuevo del Bicentenario es el fuego de las armas y las bombas y las amenazas.
¿Cómo debemos festejar hoy? ¿Ya cerraron las calles del centro histórico? ¿Ya se enfrían los cartones de cerveza mexicana en los miles de refrigeradores, también mexicanos? ¿Sacamos ya las empolvadas banderas “made in China” que llegaron a nuestras casas el año pasado? ¿Nos echamos un pozole de narco como los que hacen ahora? ¿Nos echamos un tequilita para cantar entonados Mexicanos al grito de Guerra? ¿De cuál guerra? ¿La del narcotráfico? ¿Gritamos guerra por los inocentes caídos? ¿O reciclamos el Coloso, el espectáculo de luces, el desfile al puro estilo de unos Juegos Olímpicos? ¿Reciclamos el espíritu del año pasado en el que había “algo” que festejar?
¿Qué hacemos, mexicanos, para celebrar nuestra independencia? ¿Exigimos que nuestros impuestos dejen de gastarse en edificios ostentosos para el senado que cuestan 3 mil 20 millones de pesos, en plumas corrientes grabadas para felicitar a la PFP, en series como “El equipo” y en comerciales de apoyo a La Guerra contra el Narco hablados en dialectos indígenas para mostrar la pluralidad del gobierno? ¿Les exigimos que dejen de dividirse México a rebanadas como un pastel sin velas? ¿Nos quedamos en casa de luto? ¿Marchamos como Sicilia y Le Barón y como las víctimas de esta Guerra que se dirigen hacia el sur recopilando evidencia de tragedias e injusticias? ¿Exigimos educación para todos como los chilenos? ¿Que venga a nosotros la “Primavera Americana”?
¿Nos organizamos finalmente para hacer ese cambio prometido hace 11 años? ¿O vamos a salir a gritar: ¡Que Viva México, que viva el tequila, vivan los chiles en nogada, viva Hidalgo, viva Cordero, las chinas poblanas, viva el Mexican Curious, viva el México de Calderón para el Turismo, viva el México de Calderón para los ciudadanos, vivan las tostadas, viva el día de muertos, viva García Luna, vivan las enchiladas, viva la muerte!?
¿Qué se celebrará hoy? La duda queda, y tal vez se resolverá en cien años, cuando celebremos el bicentenario de la revolución y el tricentenario de la Independencia, pero sobre todo el centenario de la guerra que vivimos hoy. La duda se resolverá cuando recordemos esto como una lucha legítima o como una masacre de intereses faltos de ideales, cuando recordemos a los muchos más de 40 mil muertos de esta Guerra como héroes anónimos o como simples daños colaterales, cuando sepamos como pasará a los libros de historia la realidad que nos tocó a nosotros.
Da tristeza saber que todo lo dicho aquí suena negro, desesperanzado, pesimista, y es porque en esta fecha, leyendo todo lo que lee uno a diario en los periódicos, escuchando todo lo que se dice, se reclama y se grita, es dificil encontrar algo bueno, algo puro que festejar de nuestro México. Sin embargo, en el minuto antes de que suenen las campanas en el zócalo, estoy seguro que encontraremos algo que festejar, la bondad, la generosidad, la incansable lucha que se vivie en las células minúsculas de la sociedad que no aparecen en el periódico, el México que es nuestro, de mis amigos de la primaria y de los tuyos, de los que no tenemos más que el poder de ser muchos y ser buenas personas y de estar orgullosos de serlo.
A quienes salgan a las calles a festejar para no dejarse aplastar por la violencia, a quienes salgan símplemente a festejar, a quienes se queden en casa por tener miedo, a quienes se queden en casa por falta de fe, a todos, hagan lo que hagan hoy por la noche, les deseamos lo mejor.

Fuente:

jueves, 8 de septiembre de 2011

Epic Rap Battles of History

La gente de Epic Rap Battles of History nos trae ahora un pelea entre Stephen Hawking y Albert Einstein, creo que mi preferido es el de Darth Vader vs Hitler.
A ver si no dicen que ahora me burlo de la gente con esclerosis.





Mi parte favorita es del 1.03 al 1.06 cuando Einstein le avienta una manzana a Hawking.

Me quiero reir pero no se que tan bien se vea que escriba aquí "jajajaja" así que no lo haré.